viernes, 16 de enero de 2009

Zapatillas de ballet


Yo tenía unas zapatillas de ballet.
Pequeñas y blandas. Eran fantásticas.
Con ellas podía dar saltos enormes. Volaba.
Además de a la clase de baile, las llevaba conmigo a todas partes.
Un día, mis compañeras pasaron a llevar puntas.
Desde aquel día empecé a olvidarme de mis zapatillas de ballet.
En cada clase, intentaba bailar lo mejor que podía para que la profesora decidiera pasarme al nivel de puntas junto a mis compañeras.
Pero los meses pasaban, y yo seguía acudiendo a cada clase con mis zapatillas pequeñas y blandas. Ahora eran horribles. Estaban sucias y viejas, no se parecían ni por asomo a unas puntas decentes.
Todas mis compañeras pasaron a un nivel superior. Y yo me quedé en la clase de siempre, con los zapatos de siempre, y con niñas de bastantes años menos que, casualmente, usaban las mismas zapatillas.
El curso terminó, y no volví a ballet nunca más.
El otro día encontré en el fondo del armario mis zapatillas de siempre.
Y me dí cuenta de que no estaban feas, ni viejas. Eran perfectas.
Pero hacía cinco años yo las desprecié porque quería algo mejor. Y llegué a verlas sucias y horribles.
Me las puse. Me quedaban pequeñas. Pero me dió igual. Me puse a bailar por toda la casa con mis zapatillas de ballet, pequeñas y blandas. Recuperando todos aquellos años perdidos.
Eran perfectas.

3 comentarios:

Natalia dijo...

Lo que daría por verte a ti bailando ballet por tu casa en vez de estudiando matemáticas... xD

Pero por lo menos tú no vives en una granja! xDDD

Besos
Nat

C.Pumpkin dijo...

Jajaja :D
Ya verás, te vas a convertir en una auténtica granjera....
¡Te envidio! Yo quiero ser una McLeod!!!

Natalia dijo...

adivino que McLeod es lo que yo llamaba McCló y me quedaba así de ancha xD

Quedas invitada para cualquier día venirte a mi casa a babear viendo al Lágrima.

Besos
nats

Ejem, pero él es mío! xD